martes, 21 de agosto de 2007

El abuelo Reche, el original

Hoy he perdido por primera vez a un abuelo. Le dio un infarto mientras yo estaba en Águilas bañándome en la playa (o viciando, no podría concretar). Vinimos al día siguiente, sacrificando una jornada de vacaciones. Entré en la UCI y estaba echo peazos, con una panzá de cosas enchufás. Me miró y me ofreció su mano. Cuando me agarró, me apretó con fuerza y empezó a llorar. Casi instantáneamente, pese a que me había prometido no soltar ni una lágrima, comencé a llorar también. Y ahora mismo mis lágrimas están cayendo sobre el teclado (joder, con esto mi dureza va a bajar mucho, ya no estaré en el ránking). Nos volvimos para Águilas, y ya volvimos a Baza el lunes (el infarto ocurrió el martes anterior). Yo no pensaba que fuese tan salvaje lo que le pasaba a mi abuelo, el Reche original, que incluso aparece en Vicios Etílicos (lástima que tan sólo pudiera subir 2 chistes, ahora tendré que buscarme otra cosa para los chistes de los cara a cara). Pero unos días después fui otra vez a verle, porque tenía que afeitarlo o no se qué. Y volvió a cogerme de la mano y ahí hice un esfuerzo sobrehumano para no soltar ni gota (por los ojos, malpensaos). Y ayer mi padre dijo que se estaba poniendo ya muy chungo. Sobrevivió de milagro al infarto y se estuvo manteniendo, pero decayó. Nadie pensaba que fuera a resultar fatal, por lo menos no hasta dentro de un tiempo. Decenas de personas llamaban a mi puerta o al teléfono preguntando por el abuelo. La verdad es que el abuelo era muy popular. Por no hablar de que cada 10 minutos sonaba el teléfono de mi abuela. Y esta tarde, a las 17:45 aproximadamente, pues ha cascao. Mis tías lo han visto morir, pero mi padre no, y se ha arrepentido bastante de no pasar a la habitación. Y esta noche he ido al velatorio y he empezado a saludar a una panzá de gente (familiares, los padres del Yairon, los tíos del David de El Ejido, gente desconocida...). Y luego lo he visto tras un cristal, metío en un ataúd abierto, con las manos entrelazadas sobre el pecho. Más que esta noche no he llorado nunca, ni en mis años de bebé. Si esto era puteante, no me imagino cómo lo han pasado personas conocidas nuestras que han perdido a uno de sus padres. Me cago en Dios, podía haber durado un poco más, tenía 76 años. Mierda. Es realmente frustante.

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