martes, 23 de marzo de 2010

Teletinto

Hay al principio de Pedro Antonio, entrando por Plaza Einstein, una tienda de tinta para impresoras que se llama "Teletint@"
El 90% de las veces que he pasado por ahí iba o bien ciego o bien con ganas de beber algo, y todavía me confundo a veces y leo directamente "Teletinto". Como decía Juanjo, bien podría ser un servicio a domicilio de tinto de verano.

sábado, 20 de marzo de 2010

Experiencias en Granada: fiesta de la primavera

Esta se supone que debería ser la 5ª o 6ª entrada sobre Granada, pero ya sea por gandulería o por motivos menos honorables al final ha acabado siendo la primera. Primero nos pondremos en situación: la fiesta de la primavera de Granada es uno de los mayores macrobotellones que se celebran en España, en competición con otras ciudades universitarias como Salamanca.

Semanas incluso meses antes ya me llegaban a mi Tuenti varios eventos sobre la fiesta de la primavera. Muchos superaban el tope máximo de registro por evento de +10000. Y por fin llegó el día. Según mi compañero de piso, antes del mediodía el botellódromo ya estaba petado. La verdad es que mi intención era reunirme en el piso de los tijoleños, pero me picó la curiosidad (es mi 1º año en Granada) y al final terminamos bajando al botellódromo el Alex, Lucía, Luis, el Potter (2 compañeros de clase) y yo con la intención de bebernos una de nuestras botellas allí abajo y luego continuar at Tijola's. Desde mi piso en los pajaritos ya empezaban a bajar decenas de personas aprovisionadas con ingentes cantidades de alcohol y conforme nos acercábamos a la zona la cosa se llenaba más. Nos encontramos con el Edu y Rafael y conseguimos entrar fácilmente en el Botellódromo sobre las 6 de la tarde, por lo menos llegamos a una de las esquinas del Hipercor, en el terraplén debajo de las letras del hipermercado. Empezamos nuestras copas y yo me subí al terraplén para observar el horizonte: había gente hasta donde alcanzaba la vista. No faltaba gente disfrazada de botella de ron, pelucas cantosas y carteles con mensajes que no recuerdo. Varios guiris curiosos lanzaban fotos a la muchedumbre.

Un rato después nos encontramos con Juanjo que nos ofreció un copazo a mí y al Rafael. En este punto fue cuando empecé a pillar aversión a la fiesta de la primavera. El "campamento" de Juanjo se situaba al lado de la casetilla para entrar a pie al párking. En un día normal se habría tardado menos de un minuto en llegar, pero la sensación de gentío era como 10 veces superior a la feria de Baza. Apenas se podía andar entre tantos grupillos de gente y personas moviéndose. Por no hablar de los varios salpicones de copazos que me caían encima, la gente increpada pegando voces que no empujemos, el calor que hacía ese día por fin desde otoño, peste a sudor, en resumen, mucho odio. Por fin llegamos al grupillo de Juanjo, me echó una copa de su mejunje de licores varios y tras saludar a sus amigos procedimos con la vuelta. Un brote de misantropía surgió en mi. Avanzando lentamente y de nuevo con los empujones, copazos esturreados, gente renegando... "Iros a vuestra puta casa a beber si no os gusta estar aquí" pensé durante la travesía. Y eso es lo que pensaba hacer yo, o por lo menos irme a piso ajeno. Nos terminamos el último copazo no sin soportar a docenas de personas atravesando nuestro "núcleo" de reunión, mientras yo, ya con mi puntillo adquirido empezaba a soltar pulmonías y a odiar como mejor podía: "¡No podéis pasar, balrog de fuego!". Pusimos unas latas de cerveza vacías en el poyete que teníamos al lado y cuando pasaba la gente gritaba "¡Tened cuidado con mis cervezas!". Sólo una muchacha fue capaz de devolverme el odio haciéndome un corte de manga. Y eso es otra, muchas muchachas agradosas, pero también mucho maromo borracho. Por fin decidimos salir del botellódromo sin muchos incidentes (quizá debería mencionar que cuando decidimos atravesar un grupo de gente una tía dijo "Noo, no vais a pasar por aquí". Tuvimos que buscar un itinerario alternativo) y poco más puedo contar; continuamos en el piso de los tijoleños, a la noche nos bajamos a Pedro Antonio que como era de esperar estaba petado de gente y poca cosa más. A la vuelta, sobre las 3 de la madrugada, pude observar mucha mierda por todos lados, botellas vacías, envoltorios de los kebabs, bolsas... Como de asqueroso debería estar el botellódromo, y no entiendo a la gente, teniendo en algunos casos el contenedor al lado siguen dejando la basura esparcida. Incluso había varios contenedores volcados víctimas de la barbarie juvenil.

En resumidas cuentas, la fiesta de la primavera es como cualquier otro día sólo que con más personas, muchas más personas. Llamadme antisocial o rancio pero en algunos casos prefiero la tranquilidad de beber copazos en algún piso y luego trasponer tranquilamente a algún pub que estar en la muchedumbre rodeado de meados, maromos borrachos, gente empujando y demás aperos.